La paciencia y la constancia no son precisamente dos de mis virtudes. La impulsividad- para algunas cosas- sí es uno de mis defectos. Así pues, hace unas horas he mandado a tomar por culo la segunda entrega de Noviocadáver y retomo este Marido de Alabama porque, definitivamente, segundas partes nunca fueron buenas. Ahora falta lo más importante para un blog, que es darle un estilo y un contenido. Los blogs de contenidos (es decir, los especializados), son para gente que controle mucho de un tema, que viva de ello, en definitiva, para los
enjutos mojamutos de la vida. Así que este blog tendrá un cariz algo más personal y se hablará un básicamente de lo que me salga de los cojones. Este domingo por la mañana, por ejemplo, asistí (de casualidad, y con mucha convicción), a la manifestación organizada en la Puerta del Sol. No había demasiada gente (miles de personas, pero me pareció no demasiada gente). Del discurso reivindicativo se encargaron El Gran Wyoming y su compañera televisiva Silvia Montañez. Lo más destacado, además de denunciar los reirados incumplimientos de las promesas por parte de los políticos, fue que Wyoming reveló que el alcalde Gallardón negó el permiso para realizar una carrera solidaria contra la pobreza, y que se le cae el culo para patrocinar por ejemplo la San Silvestre vallecana, patrocinada por Nike. Para quien quiera leer la cronica,
aquí., y el manifiesto,
aquí. La policía municipal tuvo que intervenir para acallar las voces de unos titiriteros que convocaron una contra-manifestación Contra la Riqueza, "porque contra la pobreza estamos todos", decían. Eran dos: uno con un ojo gigante en la cabeza y otro que llevaba un megáfono con una especie de títeres. "No os dejéis engañar", decía, altavoz en mano. Siempre me pareció patético ese "no os dejéis engañar". Tranquilo, que no nos engañan.
La verdad es que vivimos en un mundo que es un asco. El problema de la pobreza no es FUNDAMENTALMENTE nuestro; es sobre todo de los gobiernos. Nosotros podemos ayudar (y mucho) , manifestarnos o hacer donaciones a las ONGs. Incluso irnos de voluntarios al Congo o a Guatemala. A mí me parecería perfecto que me quitaran más IRPF para dedicarlo al 0,7, por ejemplo. Podemos, y debemos, hacer mucho. Lo cual no quita que me gaste 50 euros en cenar o en unas zapatillas. Lo digo porque ese es otro discurso me toca los huevos. Pero eso es otra historia. Ah, y no os dejéis engañar.
