EL FUTURO NO ES DE NADIE

Se acercan las elecciones y la cosa no puede estar más emocionante. Máxima crispación en el ambiente; PSOE y PP se tiran los trastos a la cabeza y yo cada vez lo veo todo menos claro. El fondo sí está claro; no así la forma. Más de la mitad de los votantes socialistas está a favor del contrato de integración de Don Mariano. Las costumbres españolas tienen la culpa. Los artistas Ana Manuel, Víctor Belén, Sabina y compañía cantan a favor de la alegría y se ponen a sí mismos en evidencia y de paso, a Zapatero. Mientras, Rajoy se da un baño de masas con sus artistas (El Mundo dixit), los que se levantan a las 7 de la mañana para ir a trabajar, en Don Benito, Badajoz . Ha estado listo ahí.

Arias Cañete y Pizarro ponen en liza toda su artillería y sacan a la luz la xenofobia que llevan dentro. Apelan a los bajos instintos y al miedo; cuidado con el inmigrante que viene a robarte el pan. “Ya no hay camareros como los de antes, de esos que te ponían la tostada con la manteca colorá”. Que te ponga la manteca colorá tu puta madre, Cañete, deben pensar al menos la mitad de los camareros de este país. Zapatero apela a la movilización de la izquierda e improvisa propuestas tan poco de izquierdas como la de los 400 euros. Eso es compra de votos. 400 euros pueden convertir a un indeciso en un votante del PSOE, pienso en inmigrantes y en jóvenes. Parece que se acaban las propuestas.¿Es lícito que las mujeres musulmanas lleven velo? Puede que no sea una medida descabellada el regularlo. Rajoy prohibirá casarse a los gays (“porque solo tres países en el mundo llama matrimonio a la unión homosexual”), y quitará a los homosexuales el derecho de adopción. Y plantará 500 millones de árboles. Y eso que no había cambio climático.

La percepción de la economía es peor que la situación real. El PP está consiguiendo que nos creamos que la cosa va peor que lo que va, y el PSOE no está siendo capaz de rentabilizar cuatro años de buena gestión económica y de un superávit, no olvidemos, conseguido en parte gracias a la especulación inmobiliaria. No podemos pretender que bajen los pisos y siga la bonanza en la construcción. Zapatero está cometiendo el gran error de no reconocer lo obvio. Mirada positiva sí, pero sin pasarse. Motivos para creer, también, pero sin la progresía del canon y la defensa de la alegría. Al que de verdad decide en las urnas le jode defender la alegría. Falta un mes para las elecciones, a las que no concurrirá la izquierda abertzale. O sea, ETA. Había que intentarlo, al menos. Solo falla los penaltis el que los tira. Zapatero lo tiró, escorado aunque flojo, y lo falló. Y, además de los malos, hubo quienes hicieron todo lo posible para que lo fallara.

Menos de un mes para el 9 de marzo: la cosa más igualada que nunca y, aunque tengo el voto más que decidido, la desilusión empieza a hacer mella. Sería absurdo que después de casi 4 años de buena gestión, un puñado de malas propuestas (las ayudas directas no van a ninguna parte, la exageración del optimismo tampoco) dieran al traste con ella. Pero se hace muy necesaria un poco de coherencia, de asunción de responsabilidades, y también perder el miedo a regular ciertos aspectos. Zapatero no está conectando con el electorado; ni siquiera con el suyo. Mientras Rajoy propone rebajar la edad penal de los jóvenes Zapatero se empeña en resucitar el lenguaje del chapapote. Cuidado. Si ambos candidatos siguen en esta línea y Zapatero no endurece y concreta su discurso, es muy probable que Mariano Rajoy, el señor de barbas, sea el próximo presidente del gobierno. El futuro va a ser duro, el futuro no es de nadie, que diría Dorian.