viernes, 24 de octubre de 2008

BREVE ENSAYO SOBRE LA MUJER PERFECTA (O DE CÓMO SER UN INSATISFECHO PERMANENTE)


Debatiendo estérilmente el otro día, entre gintonics, acerca de cómo debía ser la mujer perfecta, llegamos en un momento a varias conclusiones atropelladas, que en ningún caso deben ser tomadas al pie de la letra: debería estar buenísima (a ser posible, tenedora de piernas largas), ser algo así como una actriz porno en la cama y ser, además, conocedora de los entresijos del mundo del fútbol (sin hacer preguntas como por qué escupen al suelo los jugadores o por qué solo el portero la puede coger con la mano). A la vez, esta mujer debería estar muy instruida ( a poder ser, acostarse leyendo la Metafísica kantiana o similar), saber de casi cualquier cosa oficialmente culta (desde Jean Luc Godard a Charlie Parker, pasando por Caravaggio o Lars Von Trier), lo cual no quitaría que tuviera un avezado sentido del humor, y también un cierto toque pícaro, vulgar y distraído. Por supuesto, todo esto se complementaría con una gran inteligencia (normal y emocional), una gran capacidad laboral y profesional, y una buena y ligera disposición para las labores domésticas.

En realidad, todo esto supone un gran foco de insatisfacción para el género masculino.

Posteriormente, reposadas esas primeras pequeñas ilusiones, y reposados esos primeros gintonics, hago un segundo análisis, consistente en que la mujer perfecta es, simplemente, aquella que no tienes, o aquella que has tenido y que ya no puedes tener.

Con lo cual, llego a las siguientes conclusiones:

-la mujer perfecta no existe
- o: en caso de existir, será tu vecina, tu compañera de trabajo o la chica que te miró en el metro esta mañana. En cualquier caso, nunca la tuya.

Este ensayo, como se he indicado anteriormente, no debe ser tomado al pie de la letra. De hecho, ni siquiera debe ser tomado en serio. Se agradecerán aportaciones acerca del tema objeto del debate.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Simplemente genial.

el marido de Alabama dijo...

gracias, hombre, de todos modos es una reflexión compartida

Alba dijo...

Jajaja. Es realmente buena la reflexión. Pero lo que no me queda claro es el título; ¿la mujer perfecta o la esclava perfecta? Un saludo!