EL PUENTE DEL BAJÓN

Llego a la conclusión, tras el final del puente de la Constitución y/o Inmaculada, que este puente es el Puente del Bajón. No me pregunten por qué. Salvo contadas excepciones, año tras año este puente me provoca una sensación de tristeza y desasosiego; quizá porque son los primeros días de invierno de verdad, con su luz de mierda correspondiente, o quizá porque es el preludio de la Navidad, con sus gorros de reno, y su mierda correspondiente. Hay una especie de halo de mal rollo durante estos días. Porque no nos engañemos: por muchas cosas que hagas en el Puente del Bajón, si te quedas en Madrid, el Puente del 6 de diciembre es así como triste. Así que prometo solemnemente que este es el último año que me quedo en Madrid el Puente de la Constitución, que es un rollo. Hay que irse, y si puede ser al extranjero, mejor.