PATÉAME EL CULO POR 1 €

Hace unos días estuve al Salón del Comic de Madrid, Expocomic. Además de frikis por todos los lados y talleres de bailes de danzas hobbits y cosas por el estilo, asistí a un espectáculo lamentable que todavía tengo grabado en mi retina: un chaval, de unos 16 o 17 años, portaba un cartel en que se podía leer: "Patéame el culo, por 1 €". Sí, se dejaba pegar una patada en el culo por un euro. Se iba acercando a grupos variopintos ofreciendo sus servicios por tan módica cantidad. Pasó por mi lado y estuve tentado, pero no. En uno de los grupos le pararon diciéndole que tenían un amigo "que tenía pasta" y que esperara ahí que estaba a punto de llegar. El amigo llegó: medía algo así como 1,85, llevaba collar de pinchos y, esto es lo más importante, unas enormes botas mezcla estilo skinhead y siniestro que supongo que serían parte del disfraz del personaje. El chaval del cartel, con cara de resignación y miedo, se dio la vuelta, mirada gacha, con la mirada fija en las botas y pidiendo compasión. Los amigos del del collar grababan la escena con los móviles mientras pasaba por allí un grupo disfrazado de 300. Cerró los ojos. El del collar cogió carrerrilla. Los móviles seguían grabando. Y patada. No fue una patada fuerte, fue casi un amago. El chaval se quejó con un hilo de voz: me has dado en el hueso, dijo para sí mientras recogía su euro y seguía buscando pateadores. "Ya llevo 4 euros", se despidió.